Es sorprendente el gran número de atractivos turísticos que encierra la isla de FORMENTERA en sus 82 kilómetros cuadrados:
Playas de finísima arena y aguas límpidas, transparentes, como en la PUNTA DE TRUCADORS o en la zona de SES ILLETES, incluyendo dunas de una gran belleza y valor ecológico.
Altos y escarpados acantilados vírgenes sobre los que rompen las espumas de un mar intensamene azul. Salvajes roquedales y despeñaderos como el RACÓ DES CALÓ, ES RAM, S'ESTUFADOR o PUNTA PEDRERA se erigen en miradores privilegiados sobre el Mediterráneo.
Faros en entornos vírgenes, como el de LA MOLA, que se eleva sobre un acantilado gigante, o como el que se levanta en el CABO DE BARBARIA, guiñando su ojo hacia ÁFRICA, en el extremo meridional de la isla, o como el FARO DE POU en el extremo septentrional de la misma.
Las pequeñas poblaciones de la isla poseen un singular y sereno encanto, muy lejos del ajetreo y bullicio de IBIZA, como SAN FRANCESC (con su inglesia parroquial, levantada en el siglo XVIII, de una hermosísima y muy sobria belleza), SANT FERRAN, ES PUJOLS, EL PILAR DE LA MOLA(con su sencilla y encantadora iglesia) y ES CALÓ (una antigua aldea pesquera).
Varaderos románticos y de carácter tradicional en calas apartadas, ideados para que atraquen pequeñas embarcaciones, como ocurre en ES CALÓ DE SANT AGUSTÍ, CALA SAONA y S'ESTUFADOR.
Para el amante de la naturaleza FORMENTERA ofrece un atractivo difícilmente comparable, con superficies vírgenes cubiertas por plantas mediterráneas y con unas poblaciones de aves de extraordinario valor. En la isla habita la pardela pichoneta, protegida en toda la isla y especialmente en la reserva natural de PUNTA PEDRERA. El observador de aves está aquí de enhorabuena, porque también podrá contemplar flamencos (que habitan en las salinas), avocetas o gaviotas argénteas.
Las grandes salinas y lagos de FORMENTERA, como el ESTANY PUDENT y el ESTANY DES PEIX, forman un ecosistema natural y faunístico muy importante, formando parte además de su misma identidad cultural.
La típica vegetación y arbolado de FORMENTERA deleitarán al viajero, bien en los espacios abiertos o asomándose al mar en los maravillosos acantilados. Una visión que sin duda sorprenderá será la de las gigantescas higueras de la isla, que para no quebrarse con su propio peso y amplitud necesitan la ayuda de numerosos puntales.
Por si todo lo apuntado no fuese suficiente, FORMENTERA cuenta además con numerosos monumentos megalíticos, como ocurre en otras islas del ARCHIPIÉLAGO BALEAR.
Por lo que queda dicho, no hay ninguna duda. Viajar a FORMENTERA es viajar a uno de los últimos reductos casi vírgenes del Mediterráneo oriental, con atractivos más que suficientes para dejar una huella imborrable en nuestra memoria.